Este país así, no lo reconozco
Porque cuando un gobierno alienta a sus ciudadanos a vigilar a otros por el simple hecho de “parecer inmigrantes”, está jugando con fuego. Y la historia ha mostrado una y otra vez a dónde conducen eso
Esta semana, una caricatura sin gracia se coló en la conversación nacional sobre migración. El gobierno de Estados Unidos, a través de la Patrulla Fronteriza, publicó una imagen generada por inteligencia artificial.
En la imagen, este personaje —una especie de superhéroe de seguridad fronteriza— insta a los ciudadanos a reportar “actividad de inmigrantes ilegales”. El mensaje, aunque se presenta con estética infantil, no tiene nada de inocente.
Detrás del tono “didáctico” y la visual llamativa, hay un mensaje profundamente perturbador: convertir a los ciudadanos en vigilantes delatoriales, al estilo de los regímenes autoritarios que muchos migrantes huyeron en primer lugar.
Lo peligroso no es la caricatura en sí, sino lo que representa. Es el intento del gobierno federal de normalizar el señalamiento público, de legitimar que la sospecha basada en la apariencia, el idioma o la procedencia pueda convertirse en una denuncia. Este tipo de comunicación convierte la convivencia en vigilancia. Pide que desconfiemos del otro. Y eso, en un país construido por migrantes, no solo es una contradicción: es una traición a su esencia.
Mientras se difunden estas imágenes de propaganda encubierta, en estados como California ya se están viendo sus efectos prácticos. ICE ha intensificado las detenciones en comunidades migrantes bajo operativos silenciosos y sin aviso. En zonas urbanas donde se habían alcanzado acuerdos de protección o “santuarios”, ahora se vuelve a respirar miedo.
El uso de “ciudadanos informantes” no es nuevo. Pero el intento de institucionalizarlo con personajes virtuales y campañas visuales muestra un nivel de descaro preocupante. En lugar de abordar con seriedad la necesidad de una reforma migratoria, el gobierno opta por crear caricaturas que criminalizan al vecino y trivializan una crisis humana.
Que esta campaña haya salido de una oficina federal y no de un blog conspirativo debería alarmarnos a todos. Es la muestra de una narrativa oficial que no busca soluciones, sino culpables. Que no quiere tender puentes, sino levantar muros —incluso invisibles— entre ciudadanos y comunidades enteras.
Porque cuando un gobierno alienta a sus ciudadanos a vigilar a otros por el simple hecho de “parecer inmigrantes”, está jugando con fuego. Y la historia ha mostrado una y otra vez a dónde conducen esos caminos.
No importa cuántas veces se repita que “es solo una imagen”, que “es parte de una campaña informativa”. El subtexto está claro: desconfía, señala, denuncia. Esa mentalidad de sospecha permanente solo alimenta la xenofobia, rompe comunidades y convierte al Estado en un actor más de la persecución.
Yo crecí creyendo que este país era un faro de oportunidades. Hoy me cuesta reconocerlo.
Este país, así, no lo reconozco.
💔
Excelente reflexión y análisis ! Esos caminos conducen a destinos trágicos, persecuciones y cacería de brujas, muerte de inocentes y enfrentamientos entre hermanos!