¿Es Nicolás Maduro una amenaza comparable a Osama bin Laden?
El gobierno de Estados Unidos ha ofrecido una recompensa de 25 millones de dólares por información que lleve a la captura de Nicolás Maduro, presidente de facto de Venezuela, y Diosdado Cabello, una de las figuras más poderosas del chavismo. Curiosamente, esta es la misma cifra que en su momento se ofreció por Osama bin Laden, el arquitecto de los atentados del 11 de septiembre. Pero ¿es Maduro una amenaza del mismo calibre que el líder de Al Qaeda? La cifra de 25 millones no es casual. Es el límite superior del programa “Rewards for Justice” del Departamento de Estado, reservado para casos de altísima prioridad. Sin embargo, aunque el monto sea idéntico, el contexto detrás de cada recompensa no lo es.
Bin Laden: El rostro del terror global
La recompensa por Osama bin Laden surgió tras el ataque más letal en suelo estadounidense desde Pearl Harbor. Los atentados del 11-S no solo cobraron miles de vidas, sino que cambiaron para siempre la política exterior de Estados Unidos. Bin Laden representaba una amenaza existencial para la seguridad nacional y el orden global, convirtiéndose en el enemigo público número uno de Occidente.
Maduro y Cabello: ¿Una amenaza regional o global?
Nicolás Maduro y Diosdado Cabello no han liderado ataques directos contra Estados Unidos, pero su influencia ha tenido efectos devastadores, tanto dentro como fuera de Venezuela:
• Narcotráfico: Estados Unidos acusa al régimen de operar el llamado “Cartel de los Soles,” una organización criminal vinculada al tráfico masivo de drogas que alimenta la crisis de opioides en territorio estadounidense.
• Crisis migratoria: Más de 7 millones de venezolanos han huido del país, desestabilizando la región y generando tensiones diplomáticas y humanitarias en países vecinos.
• Democracia en América Latina: La perpetuación de Maduro en el poder erosiona valores democráticos, debilitando la influencia de Estados Unidos en la región.
Un precio simbólico y económico
Los 25 millones ofrecidos por Bin Laden en 2001 equivaldrían a 40 millones de dólares hoy debido a la inflación. Esto significa que la recompensa por Maduro y Cabello, aunque simbólicamente igual, tiene un menor peso económico en términos reales. No obstante, el mensaje es claro: Estados Unidos considera combatir el narcotráfico y la corrupción en Venezuela una prioridad al nivel de erradicar el terrorismo global.
Una estrategia diferente
Otra diferencia crucial radica en el objetivo de las recompensas. En el caso de Bin Laden, la orden era capturarlo “vivo o muerto”. Con Maduro y Cabello, el énfasis está en obtener información clave para construir casos legales sólidos y desmantelar sus redes de crimen organizado. Esto refleja una estrategia más diplomática, evitando la intervención militar directa en Venezuela, pero dejando la puerta abierta para que actores globales se involucren en su caída.
Lecciones del pasado
Es interesante comparar esta cifra con la recompensa ofrecida por Pablo Escobar en los años 90: 2.7 millones de dólares, que ajustados a la inflación serían apenas 6.9 millones hoy. El hecho de que la recompensa por Maduro sea casi cuatro veces mayor subraya la magnitud del problema que representa Venezuela, no solo como epicentro del narcotráfico, sino como un desafío político en una región históricamente influenciada por Estados Unidos.
La pregunta final
¿Es justo comparar a Nicolás Maduro con Osama bin Laden? Aunque las amenazas que representan son de naturalezas diferentes, el trasfondo es el mismo: la capacidad de desestabilizar. En el caso de Bin Laden, fue un ataque frontal contra la seguridad estadounidense; en el de Maduro, es una corrosión más lenta pero igualmente peligrosa para el hemisferio occidental.
La cifra de 25 millones plantea una reflexión más amplia: ¿Qué tan lejos está dispuesto a llegar Estados Unidos para erradicar el narcotráfico, la corrupción y las dictaduras en América Latina? En un mundo post-Bin Laden, las amenazas han cambiado, pero el costo de enfrentarlas sigue siendo alto.